En orden de marcha, la naked media/alta de Kawasaki pesa 210 kilos, pero comparada, parece incluso más ligera. A la hora de hacer los cambios de dirección a ritmo alegre parece haber despertado y a baja velocidad ha ganado precisión y firmeza en la trazada, sin el menor síntoma de flotabilidad, demostrando que no siempre es necesario recurrir a componentes de alta gama -y alto precio- para conseguir resultados brillantes. Kawasaki ha demostrado que el equilibrio ofrecido por sus suspensiones entre confort y firmeza, para la vida real, es mucho más efectivo y permite aprovechar mejor todo el potencial de esta moto.
La posición de conducción es cómoda. La espalda queda en una posición natural, sin tener que forzar la postura y, en mi caso -166cm-, las rodillas encajan a la perfección en el esculpido depósito. El manillar es ancho y transmite una gran sensación de control sobre el tren delantero. Llego bien al suelo con ambos pies, pese a ser siempre de los más bajitos de la clase. Las estriberas están situadas en una posición que te invita a una conducción deportiva, aunque sin obligar a adoptar posturas incómodas o impúdicas. Sientes un gran control de la moto y mucho tendrás que “tumbar” para desgastar las pastillas de tus botas o las estriberas. El tablero de instrumentos, concesiones al diseño afilado de su frontal, queda fuera de tu campo de visión y te obliga a conducir confiando en tus sensaciones, si no quieres apartar la vista de la carretera. A cambio ofrece buena distribución de la información y una lectura clara e intuitiva.
Recuperando la confianza en el MJU (Motor Japonés Universal)
Basta con ponerlo en marcha para descubrir el inequívoco sonido del MJU de 16 válvulas. Todo es suavidad. Fino y sin vibraciones. Exquisito y redondo en cuanto giras el puño del gas, y ahora, además con mucho par motor desde abajo y con una energía prácticamente inagotable. El tacto del gas es acertado, para no poner en aprietos a los que cuentan con menor experiencia, y el manejo del embrague, simplemente delicioso. Por cierto, las dos manetas, la de embrague y freno, son regulables. A cualquier régimen que decidas rodar tendrás un tacto de motor eléctrico con un gran caudal de potencia al primer golpe de gas, tanto que apostamos a que en más de una ocasión pensarás que vas con una -o dos- marcha engranada menos.
Con información de Canarias en moto
relacionadas:
La Kawasaki Z900RS SE es la misma Z con sabor clásico, pero con un extra de picante